Un seguro del hogar es aquella particularidad del contrato de seguro que posee por objeto envolver los daños que se causen en una vivienda y/o su comprendido y se deriven de cualquier inesperado, cubriendo todo tipo de peligros de índole muy desemejante. A la hora de contratar un seguro de hogar ajusta tener en cuenta una serie de cosas que aquí te referimos. En general, cuanto menos indudable sea la vivienda, mayor sea esta, más vieja la construcción y superior su valor y el de los bienes afianzados en su interior (contenido), mayor la prima a pagar.

Los seguros de hogar diferencian entre el continente (la vivienda en sí) y el contenido (los bienes que integran el hogar: electrodomésticos, dispositivos electrónicos, prendas, etc.) y te deberían acceder asegurar lo que verdaderamente quieras asegurar.
Así que busca un seguro que te consienta asegurar continente, contenido o ambos juntos, según tus penurias (por ejemplo, puedes ser un terrateniente de una casa alquilada a un tercero, y estar, por tanto, sólo interesado en asegurar el continente, ya que el contenido no es tuyo, o consigues ser el inquilino y sólo pretender asegurar el mobiliario).
⦁ Ten en cuenta que un seguro de hogar logra cubrir, habitualmente, todo tipo de daños, así que elige los que realmente te conciernan si no quieres pagar una prima de caballo:
Deterioros a la vivienda por incendio o explosión o por fenómenos meteorológicos excesivos (inundaciones, pedrisco, lluvias, etc.).
Daños por hurto (utensilios, joyas, cosas de valor, etc.) o intento de robo (estragos en puertas, ventanas, rejas, etc.)
Daños estéticos a la vivienda y a sus puertas, espejos, lumbreras, sanitarios, mamparas de baño, encimeras, etc.
La responsabilidad civil de la residencia (por desprendimientos, fracturas de tuberías, etc.) y la de sus habitantes (dentro de la casa o desde ella hacia fuera, por ejemplo, una vasija que cae a la calle produciendo daños), etc.
Daños a aparatos electrónicos (envueltos ordenadores personales) y electrodomésticos.
Una serie de favores afines: resarcimientos de urgencia, demanda de daños, etc.
⦁ Lo primero que la aseguradora apaleará en cuenta a la hora de calcular tu prima (tarificarte) será tu equivalencia y el año de edificación de tu vivienda, su código postal de instalación, el uso que se cree de la misma (residencia frente a movimiento profesional) y si la misma está residida o no.
En zonas en las que tenga mucha siniestralidad (por ejemplo, complejos con muchos robos), la aseguradora logrará cobrarte una prima mayor que en aquellos territorios tranquilos. Si la actividad en el particular de la vivienda es profesional, se puede dificultar a asegurar (riesgo exceptuado).
⦁ Afírmate de que conoces los riesgos exceptuados que te pueda acusar la aseguradora.
Esta te requerirá a acceder una serie de riesgos descartados (fingidos en los que se podrá negar a asegurarte, conteniendo si se han dado varios partes primeramente o se falsea la realidad).
Entre los riesgos reservados más comunes destacan:
Moradas aisladas de otras casas en urbanizaciones;
Viviendas vacantes la mayor parte del año;
Viviendas en cimentación o reconstrucción o catalogadas con aluminosis u otros defectos de organización graves;
Viviendas prefabricadas de viga o caravanas;
Para ello, el beneficiario tiene que hacer una afirmación de que su vivienda no se halla en ninguno de los aparentes de exclusión y asumir los resultados de mentir o dar indagación incompleta o inexacta en caso de dar parte por un adverso.
⦁ Las aseguradoras apalearán en cuenta si en la casa se han hecho últimamente reformas en conductos y sistema eléctrico (enchufes, concuerdo de fusibles, cableado, etc.).